“Dos pilares de la comunicación asertiva: aprender a decir ‘no’ y escuchar activamente”
La importancia de decir "no" sin culpa
Decir "no" es una de las habilidades más difíciles de dominar para muchas personas, especialmente cuando temen decepcionar a otros o ser rechazadas. La comunicación asertiva nos enseña que negarse no es un acto egoísta, sino una forma saludable de poner límites, proteger nuestro tiempo y cuidar nuestro bienestar emocional.
Ejemplo práctico:
Imagina que tu jefe te pide quedarte horas extra por cuarta vez en la semana, pero tú ya tienes planes familiares importantes. Una respuesta asertiva sería:"Entiendo que hay trabajo pendiente, pero hoy tengo un compromiso que no puedo posponer. Puedo ayudarte mañana llegando más temprano, si eso es útil."
Esta respuesta no es agresiva, pero tampoco pasiva. Deja claro que respetas tu tiempo y al mismo tiempo ofreces una alternativa.
Reflexión personal:
Durante mucho tiempo, yo era de las personas que decían "sí" a todo. Ayudaba a compañeros que no hacían su parte, me quedaba después del horario, y cancelaba mis propios planes. Con el tiempo me di cuenta de que eso me generaba frustración y agotamiento. Empecé a practicar pequeñas negativas con respeto, y noté que quienes realmente me valoraban respetaban también mis límites. Aprendí que decir "no" no te hace una mala persona, te hace una persona consciente de su valor y de su tiempo.
Recomendaciones para aprender a decir "no" de forma asertiva:
Respira antes de contestar. No estás obligado a dar una respuesta inmediata.
Usa frases firmes pero amables: "Ahora no puedo", "No me es posible comprometerme con eso en este momento".
No des excusas innecesarias. Un "no" claro, sin justificaciones largas, suele ser mejor recibido.
Practica frente al espejo o en situaciones pequeñas (ej. rechazar un producto que no quieres comprar).
Escucha activa como complemento de la asertividad
A menudo, cuando hablamos de comunicación, pensamos solo en hablar bien. Pero uno de los componentes más importantes y más ignorados es escuchar con atención y empatía. La escucha activa no solo consiste en oír, sino en comprender, procesar y responder de forma consciente.
Ejemplo práctico:
Estás discutiendo con tu pareja. En lugar de interrumpirla para defenderte, decides dejarla hablar y luego dices:"Entiendo que te sentiste ignorada cuando no contesté tus mensajes. No fue mi intención. Estaba muy abrumado por el trabajo y no supe manejarlo bien. Gracias por decírmelo."
Esto demuestra que prestaste atención, reconociste su emoción y validaste lo que dijo, en lugar de escudarte o minimizar su experiencia.
Reflexión personal:
Antes creía que escuchar era quedarme callado hasta que me tocara hablar. Pero cuando empecé a aplicar la escucha activa, me di cuenta de cuánto nos perdemos cuando solo oímos para responder. Me tomé el hábito de repetir lo que entendí de la otra persona y eso mejoró mucho mis relaciones. Muchas discusiones desaparecieron, simplemente porque la otra persona se sintió escuchada y comprendida.
Recomendaciones para practicar la escucha activa:
Mira a los ojos a la persona mientras habla (si es presencial).
Evita interrumpir, aunque tengas muchas ganas de responder.
Repite con tus palabras lo que entendiste: "Entonces lo que me estás diciendo es..."
Haz preguntas que demuestren interés: "¿Cómo te sentiste con eso?", "¿Y qué hiciste después?"
Presta atención no solo a las palabras, sino al tono y lenguaje corporal.
Comments
Post a Comment